Vivimos un momento en que la desinformación no solo se propaga desde las redes sociales y los medios de masas, sino también desde determinados espacios de poder político e institucional. Las fake news de contenido racista e islamófobo, a menudo impulsadas o toleradas a través de discursos institucionales criminalizadores y políticas restrictivas y represivas, alimentan el miedo hacia el otro y erosionan la convivencia. Ante esta oleada reaccionaria de intoxicación calculada, el periodismo riguroso, ético y comprometido con los derechos humanos resulta fundamental para contrarrestar los relatos de odio y poner en valor la realidad de una sociedad diversa, plural y solidaria que avanza, sin retrocesos, hacia un horizonte de inclusión, cohesión y justicia social.
Lo que esconden estas expresiones intolerantes es la contribución esencial e insustituible del colectivo migrante a la riqueza cultural, social y humana de nuestro territorio. Una presencia que lejos de ser accesoria, se ha demostrado —cómo si hubiera que recordarlo —parte inalienable de esta tierra de acogida. De hecho, la implicación directa en momentos críticos, como por ejemplo la espectacular respuesta solidaria en la recuperación después de la DANA de 2024, ha vuelto a poner de manifiesto que la ciudadanía migrante y de origen migrante aporta de manera indiscutible al futuro económico valenciano, al sostenimiento de nuestro estado del bienestar y al refuerzo de los servicios públicos. Su vecindad activa es, sin duda, una de las expresiones más potentes de la pluralidad democrática y la capacidad de avanzar colectivamente ante la adversidad.
En este contexto, la Unió de Periodistes Valencians colabora nuevamente con CEAR País Valencià para dar continuidad al proyecto Observatorio Sense Tòpics, una herramienta que desde el 2017 nos ha permitido analizar con mirada crítica el tratamiento mediático y político de los discursos de odio, xenófobos y antiinmigración al País Valencià. En esta nueva edición, el foco se amplía a cuestiones especialmente preocupantes como los ataques racistas vividos en Torre Pacheco (Murcia) el verano pasado, la resistencia de los gobiernos autonómicos conservadores al reparto de niños y niñas no acompañados, o la insidiosa normalización de los postulados ultra que, sin complejos, quedan plasmados en el argumentario político y presupuestario del Consell.
El trabajo minucioso y valiente que desarrolla Mathias Rodríguez en estas páginas refleja un compromiso profundo con el periodismo. Desde una mirada rigurosa y humana, Rodríguez aporta luz sobre realidades a menudo invisibilizadas y pone voz a quién demasiadas veces es reducido a cifra o titular alarmista. Su trayectoria profesional marcada por la sensibilidad, la perseverancia y la denuncia constructiva, enfatiza la importancia de un periodismo que no solo informa, sino que contextualiza e impulsa la construcción de una sociedad más justa, diversa y cohesionada.
Este Observatorio es, en definitiva, una apuesta colectiva por un periodismo comprometido que se levanta como un muro ante la desinformación, el racismo en todas sus manifestaciones y la criminalización sistemática de las personas migrantes. Es también un llamamiento urgente a defender la verdad como antídoto contra la manipulación y a consolidar el papel de los medios de comunicación como espacio vital de convivencia, respeto mutuo y justicia social. Porque solo un periodismo libre y responsable puede garantizar la defensa firme de la democracia e impulsar la construcción de una sociedad libre de odio, exclusión y violencias estructurales.
Lorena Tortosa Guerrero
Vocal de la Comisión ejecutiva de la Unió de Periodistes Valencians.
Octubre 2025
